Fotografía de Trevor Huxhan |
Esta iglesia está declarada Monumento Nacional. Perteneció a la Orden de los Caballeros Templarios (sobre una de las portadas puede verse el símbolo de la orden). Sus orígenes se remontan al siglo XII, aunque el aspecto actual es fruto de una reconstrucción llevada a cabo por Francisco y Lázaro de Vega en el siglo XVI. Está construida en ladrillo en estilo románico-mudéjar, con planta basilical de tres naves y sendas capillas. Lo más característico son sus tres ábsides mudéjares.
En ella no hay culto, ya que alberga el Museo de Escultura Medieval, en el que se pueden ver diversas tallas religiosas románicas y góticas, pertenecientes a otras iglesias de Toro, como un Cristo Crucificado del siglo XIII, o una Asunción del siglo XVI, así como dos sarcófagos del siglo XIV (pertenecientes a la iglesia de Arbás). También se conservan pinturas murales del siglo XIV en las bóvedas, por lo que la iglesia fue apodada "San Salvador El Pintado".
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